Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec

Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec


El Museo Nacional de Historia, ubicado en la parte más alta del Bosque de Chapultepec, ocupa el histórico Castillo de Chapultepec. Este inmueble fue construido entre 1785 y 1787, diseñado como casa de descanso por órdenes del virrey Bernardo de Gálvez. Con el tiempo sus usos han sido diversos: desde sede del Colegio Militar, escenario de batallas durante la invasión estadounidense, residencia imperial de Maximiliano y Carlota, hasta residencia presidencial. A partir de un decreto de Lázaro Cárdenas, está dedicado a resguardar colecciones y objetos de personajes de la historia de México, así como pinturas murales de Juan O´Gorman (El retablo de la Independencia, El feudalismo porfirista y Sufragio efectivo, no reelección), José Clemente Orozco (La Reforma y la caída del imperio) y David Alfaro Siqueiros (Del porfirismo a la Revolución), entre otros. Fue inaugurado como museo el 27 septiembre 1944.

Las áreas de exhibición están divididas en dos partes: la primera, en la zona que ocupó el antiguo Colegio Militar, en donde se encuentran las salas que muestran el periodo histórico que va de la Conquista hasta la Revolución de 1910; y la segunda, el alcázar, donde se exhiben los mobiliarios del emperador Maximiliano y su esposa Carlota, y del general Porfirio Díaz y su esposa Carmen Romero Rubio. Se trata de más de 40 áreas que sintetizan la historia de México, incluyendo obras pictóricas y escultóricas, indumentaria, tecnología, numismática, instrumentos musicales, enseres de plata y cerámica, banderas, carruajes y documentos. Cuenta con auditorio, sala de exposiciones temporales, biblioteca, fototeca, librería y cafetería.
Recorrido

El Museo Nacional de Historia exhibe los hechos históricos más trascendetales de México, desde la Conquista y formación de la Nueva España hasta los albores del siglo XX, distribuidos en los siguientes espacios:

Dos continentes aislados
Separados por el océano, los habitantes de Europa y del continente que habría de llamarse América entraron por primera vez en contacto en 1492, cuando se dio inicio a una nueva etapa de la historia universal. El matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, aunado al final de la centenaria lucha contra el islam, que terminó con la conquista del reino de Granada, también en 1492, y a la expulsión tanto de los judíos como de aquellos que no aceptaron la fe católica, propiciaron la unificación de los reinos españoles. Por otro lado, el territorio que hoy conocemos como México albergaba una gran variedad de grupos humanos. En la zona central y sur, bautizada a mediados del siglo XX como Mesoamérica, florecieron civilizaciones milenarias. En el norte habitaban grupos heterogéneos de agricultores y cazadores recolectores, también socialmente complejos. Tal fue el contexto del encuentro de esos dos mundos.

El reino de Nueva España
A lo largo de tres siglos se moldearon las bases de un nuevo pueblo: el del México actual. A la mezcla de etnias europeas y americanas, con sus propias tradiciones culturales, lenguas y grados de civilización, se sumó la difusión del idioma castellano y la religión católica. Durante ese periodo también se perfiló el territorio mexicano, se originó la mayor parte de las instituciones políticas, las estructuras económicas y las tradiciones y costumbres, así como el arte y la literatura. Los elementos indígenas, europeos, asiáticos y africanos se mezclaron para dar vida a un pueblo multicultural y pluriétnico.

Virreyes
A la llegada de los españoles, el gobierno estuvo a cargo de Hernán Cortés, que lo ejerció como capitán general y justicia mayor. Más tarde la Corona española pretendió administrar Nueva España mediante el nombramiento de dos audiencias sucesivas, hasta que el 17 de abril de 1535, don Antonio de Mendoza tomó posesión como el primer virrey. La institución virreinal se formó sobre la base de una jerarquía que centralizaba el poder en el rey. Éste se auxiliaba del Consejo de Indias, que desde España actuaba en los ámbitos legal y judicial. En Nueva España el virrey representaba directamente al monarca. Además, tenía los cargos de jefe supremo de la Administración, capitán general y gobernador del reino, presidente de la Audiencia, vicepatrono de la Iglesia y superintendente de la Real Hacienda. Al lado del virrey se organizó la Real Audiencia, institución encargada de funciones judiciales, aunque también se desempeñaba como cuerpo consultivo del primero y lo sustituía en ciertos casos.

Malaquitas
El ser humano tiende a buscar lo bello, lo armonioso, lo que da placer a la vista por la calidad del objeto. En nuestra historia tenemos innumerables ejemplos de objetos decorativos, joyas, abanicos, relojes, cajas de rapé, cerilleras, relicarios y rosarios que son verdaderas obras de arte. Los orfebres y artistas realizaron piezas de uso personal y para el hogar. Antiguas técnicas, como la romana del camafeo, continuaron vigentes en los siglos posteriores; metales como el oro y la plata se complementaron con diamantes, perlas, esmeraldas, rubíes, amatistas, topacios y esmaltes de colores. En Nueva España los brillantes se engarzaron en plata; las damas usaron joyas de pecho, relojes guarnecidos de piedras preciosas, pulseras y collares de perlas de raro oriente, coral y azabache. Los abanicos procedían de China, Japón, India, España y otros países europeos. Nuestros artesanos adaptaron las técnicas utilizadas en el exterior y crearon joyas y objetos decorativos de primer orden. Durante los siglos XVIII y XIX se produjeron obras de artes menores, cada vez más influidas por Francia. El romanticismo decimonónico se refleja en joyas inspiradas en la naturaleza, con profusión de flores, hojas y escenas de paisaje.

La guerra de Independencia
Cuando en 1808 se tuvo noticia en Nueva España de la invasión napoleónica a la península Ibérica y de las abdicaciones al trono español de Carlos IV y Fernando VII, el ayuntamiento de la ciudad de México recordó la real cédula por la cual Nueva España se había unido a la corona de Castilla. De 1809 en adelante se estableció por el territorio novohispano, particularmente en el Bajío, una red de juntas secretas que conspiró para lograr la autonomía y, más tarde, la independencia de España. La guerra emancipadora tuvo cuatro grandes periodos: el de mayor extensión geográfica insurgente, con las tropas de Hidalgo (1810-1811); el de mayor intensidad, con Ignacio López Rayón, José María Morelos y otros jefes militares (1811-1815); el de decadencia y fragmentación, con jefes como Guadalupe Victoria, Manuel Mier y Terán, Xavier Mina y sus compañeros (1815-1819), y el de consumación, con la unión de insurgentes y realistas en el ejército Trigarante (o de las Tres Garantías, el primero de carácter nacional), encabezado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, y con la adhesión del pueblo al Plan de Iguala y a los Tratados de Córdoba (1821).

La joven nación
Los nuevos gobiernos del México independiente enfrentaron serios conflictos para dotar al país de un sistema político sólido y respetado. Se ensayó la monarquía constitucional, la república federal y la central; cuatro poderes en vez de tres; se promulgó la Constitución federal de 1824, la Constitución centralista de 1836, llamada Las Siete Leyes, las Bases Orgánicas de 1843 y la Constitución federal de 1857. Durante casi medio siglo nada pareció resolver la inestabilidad política, económica y social del país. Las provincias resentían el poder de la ciudad de México; los federalistas enfrentaban a los centralistas; se presentaban planes por doquier que proponían cambios o retrocesos políticos; se buscó organizar la hacienda pública y aclarar la relación Estado-Iglesia: la inestabilidad política interna propició que el país sufriera invasiones extranjeras y guerras civiles.

Hacia la modernidad
El proyecto republicano liberal triunfó sobre el Segundo Imperio y se consolidó en las siguientes décadas, hasta que fue puesto en tela de juicio en 1910. A partir de 1876 y hasta la primera década del siglo XX dominó la personalidad de Porfirio Díaz, que adoptó políticas conciliatorias con sus antiguos enemigos; se combinaron los proyectos de los conservadores con los de los liberales. Gracias a nuevas leyes y a los avances técnicos de finales del siglo XIX, a la estabilidad política nacional y a un contexto internacional favorable, entre 1890 y 1910 muchas fábricas, minas y haciendas gozaron de una bonanza hasta entonces desconocida; se garantizó la seguridad en la inversión de capitales, se reordenó la hacienda pública y se fundaron los primeros bancos. El ferrocarril unió al norte con el sur y al este con el oeste del país; permitió la exportación de henequén, algodón, chicle, café, azúcar, hule y metales. Díaz apoyó la inmigración extranjera, mejoró los caminos vecinales y persiguió a los bandoleros que asaltaban a los viajeros y a los trabajadores del campo.

Siglo XX
La centuria pasada fue un tiempo de sonidos e imágenes perdurables. El desarrollo del cinematógrafo, el perfeccionamiento de la fotografía, el surgimiento de la radio, de la televisión, el video y la computadora abrieron nuevas vías para hacer permanente desde lo más efímero hasta lo más trascendente de la vida política, social y económica del país. Las nuevas tecnologías permiten conservar, por primera vez en la historia, más allá de óleos, esculturas o daguerrotipos, la voz y la imagen en movimiento de los que desde muy diversos ámbitos del entramado social participaron en la conformación de este siglo. El Videomural del siglo XX: un siglo-un instante recoge las imágenes y los sonidos más emblemáticos de la centuria: un panorama de la vida política y económica, de los movimientos sociales, del arte, de la cultura y de los deportes; una visión que, en corto tiempo, introduce en los más diversos iconos del imaginario colectivo que dieron rostro e identidad al siglo XX mexicano.

Fechas disponibles

Información del Evento

  • Duración: 05:00
  • Edad: A partir de 0 años
  • Accesibilidad:
  • Costos:
    • General: Gratuito
    • CÁMARA: $ 85
  • Evento publicado por: Secretaría de Cultura - Gobierno CDMX

Horario


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Ubicación

Primera Sección del Bosque de Chapultepec s/n , Bosque de Chapultepec I Sección, Miguel Hidalgo, C.P. 11580, Ciudad de México